
¿Te ha pasado que intentas responder un correo mientras revisas el teléfono y, al mismo tiempo, alguien te habla? Terminas con la sensación de que no prestaste atención a nada en realidad: el correo quedó mal escrito, el mensaje del celular apenas lo entendiste y la persona frente a ti notó que no la escuchabas.
Eso ocurre porque, aunque parezca que podemos con todo, el cerebro no funciona como una computadora con múltiples procesadores en paralelo. Lo que realmente hace es cambiar de foco una y otra vez, gastando energía y tiempo cada vez que salta de una tarea a otra. El resultado es claro: ni avanzamos más rápido ni lo hacemos mejor.
El problema es que vivimos en una cultura que nos dice lo contrario. La sociedad ha convertido la multitarea en un símbolo de éxito: estar ocupado, con mil pestañas abiertas y con el celular vibrando sin parar, parece sinónimo de productividad. Pero esa es una ilusión peligrosa. Hacer más cosas a la vez no nos vuelve más eficientes, sino más dispersos y cansados.
Aquí es donde aparece la monotarea. Una práctica que no es nueva —nuestros abuelos la ejercían sin saberlo—, pero que hoy parece casi revolucionaria frente al ritmo frenético en el que vivimos. La monotarea es un recordatorio de que para trabajar bien, disfrutar más y pensar con claridad, hay que hacer una sola cosa a la vez. Un antídoto sencillo contra la saturación digital y el desgaste mental que tanto nos consume.
¿Qué es la monotarea?
La monotarea es, en esencia, hacer una sola cosa a la vez. Se trata de poner toda tu atención, tu energía y tu concentración en una única actividad, sin distracciones ni interrupciones. Puede sonar obvio, casi demasiado sencillo, pero en la práctica no lo es. Vivimos rodeados de notificaciones, con el celular vibrando, con la tentación de abrir otra pestaña “solo un momento” o con esa urgencia de atender mil cosas a la vez. En ese contexto, lograr enfocarse en una sola tarea se ha convertido en un verdadero lujo.
La idea detrás de la monotarea es muy clara: cuando estudias, estudias; cuando trabajas en un informe, solo trabajas en eso; cuando conversas con alguien, tu atención está únicamente en esa persona. Nada de interrumpir la concentración para mirar el celular, revisar el correo “rápido” o cambiar de actividad sin haber terminado la anterior.
Al practicar la monotarea, la mente se centra en un único objetivo. Y eso, aunque parezca un detalle mínimo, marca la diferencia: los resultados son de mayor calidad, tu pensamiento se vuelve más claro y evitas el desgaste que genera saltar de una cosa a otra sin terminar ninguna.
¿Por qué la monotarea es más productiva que la multitarea?
El cerebro no puede trabajar en dos cosas complejas al mismo tiempo. Lo que hace es ir y venir, saltar de una tarea a otra. Ese cambio constante rompe la concentración. Y cada vez que regresamos a lo que estábamos haciendo necesitamos tiempo extra para volver a enfocarnos. Puede ser unos segundos o incluso minutos, pero siempre hay pérdida. A ese desgaste se le llama switching cost, aunque en la práctica lo sentimos como cansancio, confusión o frustración.
Además, la multitarea no solo roba energía, también afecta la calidad. Diversos estudios, como los realizados en la Universidad de Stanford, muestran que quienes intentan dividir su atención terminan cometiendo más errores y tardando más en completar sus tareas. En lugar de avanzar rápido, terminan avanzando mal.
La monotarea, en cambio, ofrece lo contrario. Cuando ponemos toda la atención en una sola actividad, aparece lo que los psicólogos llaman estado de flujo. Es esa sensación de estar tan concentrado que el tiempo desaparece y todo parece más sencillo. En ese estado, la productividad aumenta y los resultados son mejores.
Si lo quieres ver con una imagen clara, piensa en esto: intentar hacer multitarea es como querer encender diez velas con un solo fósforo. Lo más probable es que la llama se apague antes de conseguirlo. La monotarea, en cambio, prende una vela a la vez. Cada una se enciende con calma y todas terminan brillando con fuerza.
Ventajas de la monotarea
Uno de los mayores regalos de la monotarea es la calidad del trabajo. Cuando concentras toda tu atención en una sola actividad, los errores se reducen de forma natural. Es como en una cirugía: nadie imaginaría a un médico revisando sus mensajes mientras opera. El resultado sería un desastre. La concentración plena marca la diferencia entre algo mediocre y algo bien hecho.
Otro aspecto clave es el ahorro de energía mental. Nuestro cerebro gasta muchísima energía cada vez que cambia de un tema a otro. Al eliminar esos saltos innecesarios, dejamos de malgastar recursos y ganamos claridad para tomar mejores decisiones. Es como cerrar aplicaciones en un celular: de pronto, la batería dura mucho más.
También está el tema del estrés. Vivir con la sensación de tener varios frentes abiertos al mismo tiempo genera ansiedad. La mente se dispersa, el cuerpo se tensa y parece que nunca acabamos nada. En cambio, al enfocarnos en una sola cosa, recuperamos la calma. El tiempo deja de sentirse como un enemigo y volvemos a tener el control.
Y quizá lo más sorprendente: la monotarea hace que disfrutes más lo que haces. Leer sin el teléfono cerca, cocinar sin prisas o simplemente caminar sin mirar la pantalla devuelve la experiencia plena. Lo que antes parecía una actividad común se convierte en un momento que realmente vives, no solo en algo que “hiciste de paso”.
En resumen, las ventajas de la monotarea son:
- Mayor calidad en los resultados: menos errores y más precisión al concentrar toda la atención en una sola actividad.
- Ahorro de energía mental: el cerebro gasta menos recursos al evitar los cambios constantes de foco.
- Reducción del estrés: disminuye la ansiedad de tener muchas cosas abiertas al mismo tiempo y devuelve la sensación de control.
- Más disfrute en lo que haces: aumenta el placer de realizar actividades cotidianas al vivirlas con atención plena.
¿Cómo empezar a aplicar la monotarea en tu vida?
Adoptar la monotarea no significa cambiarlo todo de un día para otro. Se trata más bien de pequeños ajustes que, con el tiempo, transforman la forma en que trabajas y vives.
Lo primero es apagar el ruido que te rodea (eliminar las distracciones). Las notificaciones constantes, las pestañas abiertas en el navegador y el celular siempre a la mano son como ladrones de atención. Si los dejas activos, tu concentración se va a escapar una y otra vez. Intenta algo simple: pon tu teléfono en modo avión o déjalo en otra habitación mientras trabajas en algo importante. Te sorprenderá lo mucho que cambia.
Después, define qué es lo más importante en este momento (define objetivo). Una sola cosa. No diez, no cinco: una. Escríbela en una nota y tenla frente a ti como recordatorio. Tu misión es no moverte a otra tarea hasta terminarla. Esta claridad, aunque parezca mínima, evita que caigas en la trampa de la multitarea.
Aquí entra en juego una técnica muy útil: trabajar en bloques de tiempo. Puedes elegir periodos de 25, 50 o 90 minutos, según la tarea. Durante ese lapso, tu atención está dedicada solo a esa actividad. Ni correos, ni chats, ni distracciones. Es tu momento de trabajo duro y sin distracciones.
Eso sí, la monotarea no significa estar horas sin levantar la cabeza. Al terminar un bloque, dale un respiro a tu mente. Levántate, estira las piernas, toma agua o simplemente mira por la ventana. Estos descansos no son pérdida de tiempo; son la gasolina que te permite mantener el ritmo sin agotarte.
Y, finalmente, hay que hablar de algo clave: la paciencia. Al inicio, puede resultarte incómodo enfocarte en una sola cosa. Tu cerebro, acostumbrado a los estímulos constantes, pedirá cambiar de actividad cada pocos minutos. Es normal. Pero, igual que con cualquier hábito, con práctica se fortalece. Con el tiempo, notarás que tu capacidad de concentración se alarga y que disfrutas más de lo que haces.
Resumen de los pasos
En conclusión, los pasos son los siguientes:
Paso 1: Elimina distracciones
Apaga notificaciones, cierra pestañas que no uses y coloca el celular lejos o en modo avión. Crea un espacio limpio que favorezca tu concentración.
Paso 2: Define un objetivo único
Pregúntate: ¿qué es lo más importante que debo terminar ahora mismo? Escríbelo en una nota visible y comprométete a no cambiar de actividad hasta concluirla.
Paso 3: Trabaja en bloques de tiempo
Utiliza técnicas como el time blocking o el Pomodoro. Dedica 25, 50 o 90 minutos a una sola tarea. Durante ese tiempo, nada más existe.
Paso 4: Descansa entre bloques
Cuando termines un bloque, haz una pausa breve. Estira, toma agua, respira o camina un poco. Estos descansos ayudan a recargar energía y mantener el enfoque.
Paso 5: Entrena la paciencia
Al principio tu mente querrá saltar a otra cosa, porque está acostumbrada a la multitarea y a la gratificación inmediata. Sé constante: con práctica, tu capacidad de concentración se fortalecerá.
Preguntas frecuentes
1. ¿La monotarea es útil solo para el trabajo?
No, también mejora la vida personal: leer, comer o conversar sin distracciones aumenta el disfrute y fortalece relaciones.
2. ¿Es posible combinar monotarea con multitarea?
Sí, pero con cuidado. Puedes ser multitarea en actividades automáticas (como escuchar música mientras lavas ropa), pero en tareas cognitivas complejas, la monotarea es más efectiva.
3. ¿Qué pasa si mi trabajo exige estar en varias cosas a la vez?
Puedes aplicar la monotarea por bloques: atiendes correos en un horario específico, luego reuniones, etc. Así reduces el desgaste.