
Cuando estudiamos o trabajamos con información nueva, no siempre es fácil darle un orden en nuestra mente. Los datos se acumulan rápido y, si no tenemos un sistema, es normal que terminemos olvidando lo que parecía claro el día anterior. Para resolver este problema existe el concepto de casillero mental, una estrategia práctica que ayuda a organizar y recuperar el conocimiento de forma más eficiente.
Lejos de ser algo complicado, el casillero mental se apoya en un principio simple: nuestra memoria funciona mejor cuando la información está agrupada en categorías claras.
¿Qué es un casillero mental?
Los casilleros mentales son una técnica de memorización que permite organizar información de manera estructurada dentro de la memoria. Se consideran una herramienta esencial porque facilitan el recuerdo de datos que, de otra forma, resultarían difíciles de retener, como cifras, fechas, medidas, artículos o listas extensas.
La idea principal es que cada número o posición se convierte en una casilla fija. Esa casilla se asocia con una palabra concreta, generalmente formada mediante la conversión de números en consonantes y el uso de vocales para crear términos fáciles de visualizar. Con este sistema, cada dato que quieras recordar se relaciona con una casilla específica, lo que impide que quede suelto o se pierda en la memoria.
Este procedimiento hace que la memorización sea más confiable y, sobre todo, más rápida al momento de recuperar la información. No es necesario repasar interminablemente: basta con acudir a la casilla correspondiente y allí estará el dato guardado.
Los casilleros mentales destacan también por su flexibilidad. Aunque suelen comenzar con un conjunto de 100 casillas, pueden ampliarse prácticamente sin límite mediante reglas adicionales o el uso de escenarios que multiplican la capacidad del sistema. Esto permite que se adapten tanto a estudiantes que necesitan aprender un temario concreto como a profesionales que requieren memorizar datos de gran volumen.
En pocas palabras, los casilleros mentales son un método que convierte la memoria en un sistema organizado, confiable y personalizable, capaz de dar soporte tanto al estudio como al trabajo cotidiano.
¿Cómo construir un casillero mental?
El casillero mental no se basa en simples repeticiones, sino en un método estructurado que transforma números en imágenes fáciles de recordar. Si deseas construir tu propio casillero mental, entonces puedes seguir los siguientes pasos:
1. Conversión de números en consonantes
El primer paso para construir un casillero mental consiste en asignar a cada número del 0 al 9 una o varias consonantes específicas (método herigone). Las vocales se dejan libres para dar forma a las palabras. Esta tabla de conversión es el corazón del sistema, y dominarla de memoria es indispensable para que funcione con fluidez. A continuación, te voy a proporcionar un ejemplo de tabla de conversión, el cual es el que nos proporciona Ramón Campayo en su libro «Desarrollo una mente prodigiosa».
- 1 → t, d
- 2 → n, ñ
- 3 → m
- 4 → c, k, q
- 5 → l
- 6 → s, z
- 7 → f
- 8 → ch, j, g
- 9 → v, b, p
- 0 → r
No quiero alargar mucho el artículo, así que te recomiendo leer el siguiente artículo en donde hablo más a detalle sobre el método Herigone. Ahí podrás ver ejemplos sobre cómo funciona la conversión de números a letras.
2. Formación de palabras fáciles de visualizar
Una vez obtenidas las consonantes, se añaden vocales para construir palabras concretas que representen objetos, animales o personas. La clave está en que la palabra pueda convertirse en una imagen clara, porque nuestro cerebro recuerda mejor lo visual que lo abstracto.
Por ejemplo: el número 1856 se transforma en la palabra “tachuelas” (t=1, ch=8, l=5, s=6). Al verlo como un objeto real, es mucho más fácil retenerlo que memorizar el número tal cual.
3. Creación de casillas
Una vez que dominamos la conversión de números en consonantes y la formación de palabras, llega el paso fundamental: asignar a cada número una palabra estable que funcionará como tu casilla (casillero).
Estas casillas son la columna vertebral del sistema, ya que constituyen el lugar fijo donde se almacenará la información que queremos memorizar. Para que funcionen correctamente, es imprescindible que cada casilla tenga un solo objeto asignado y que se respete siempre esa elección. Cambiar la palabra de una casilla genera confusión y rompe la coherencia del método.
Te voy a poner un ejemplo de casillas:
- Casilla 1 → “té” o “Hada”.
- Casilla 56 → “lazo” o “losa”.
- Casilla 23 → “nemo” (n=2, m=3).
- Casilla 80 → “chorro” (ch=8, r=0).
Nota: Por cierto, yo no tomo en cuenta la H como consonante para formar las palabras y por eso es que la palabra Hada puede ser mi casilla 1.
Ahora bien, cada palabra debe ser sencilla, visual y concreta. Cuanto más fácil sea de imaginar, más sólida será la casilla en la memoria.
Un casillero básico suele construirse con 100 casillas, lo que permite memorizar un volumen considerable de datos. Sin embargo, lo interesante es que este número no es un límite definitivo. Una vez que se domina el sistema, es posible ampliarlo a 200, 500 o incluso 1.000 casillas mediante reglas adicionales o técnicas de extensión, como la “creación de escenarios”.
Otro aspecto clave es que la elección de las palabras tiene un componente personal. Aunque existan listas estándar, cada persona puede escoger los objetos que le resulten más familiares o significativos. Esto hace que el casillero sea más fácil de usar porque se adapta a la manera en que cada mente conecta imágenes y recuerdos.
Por ejemplo, mi casilla 10 corresponde a Thor (1= T/D Y 0 = R). Como puedes ver, puedes hacer uso de tus experiencias, conocimientos y gustos para poder crear tus casilleros. De hecho, eso es lo que tienes que hacer para que sea mucho más eficaz.
Ventajas de los casilleros mentales
Los casilleros mentales no solo son una técnica de memorización; también representan una herramienta integral para mejorar la forma en que aprendemos y procesamos información. Sus beneficios abarcan desde la capacidad de recordar con más precisión hasta un impacto directo en la confianza y el rendimiento personal.
Algunas de las ventajas de los casilleros mentales son las siguientes:
1. Mejora en la capacidad de memorización
La principal ventaja es el aumento notable en la capacidad para recordar grandes volúmenes de datos. Al transformar información abstracta, como números o listas, en imágenes concretas y organizarlas dentro de un sistema ordenado, el cerebro procesa y retiene con mayor eficacia. Esto es especialmente útil para memorizar datos en orden específico, como artículos de leyes, fechas históricas, cifras, temarios de estudio o cualquier listado extenso.
Aunque, la realidad es que puedes utilizarlo para memorizar lo que tú quieras y te lo digo por experiencia, ya que es posiblemente una de las técnicas de mnemotecnia que más utilizo y la que más me gusta utilizar.
2. Organización mental más clara
Con los casilleros mentales, la memoria deja de ser un espacio caótico y se convierte en un sistema estructurado y confiable. Cada dato tiene un lugar asignado, lo que permite acceder a él de manera rápida y eficiente. Esto ahorra tiempo y esfuerzo, ya que no es necesario repasar de forma desordenada; basta con dirigirse a la casilla correspondiente.
3. Reducción del estrés y aumento de la confianza
Disponer de un método probado para recordar información reduce de forma significativa la tensión en situaciones de presión, como exámenes, entrevistas o presentaciones. La seguridad de saber que la memoria funcionará cuando se necesite genera confianza, lo que a su vez permite concentrarse mejor y rendir con mayor tranquilidad.
4. Estímulo de la creatividad
El proceso de construir y utilizar casilleros no solo fortalece la memoria, también ejercita la imaginación y las habilidades de visualización. Convertir números en imágenes, dar forma a objetos y enlazarlos con asociaciones llamativas requiere un esfuerzo creativo constante. A largo plazo, esta práctica enriquece la capacidad de pensar de manera más flexible y original.
5. Versatilidad en su aplicación
Otra ventaja destacada es su amplio rango de uso. Los casilleros mentales no están limitados al ámbito académico:
- Estudiantes los aplican para memorizar temarios y apuntes.
- Profesionales los usan para recordar artículos de leyes, procedimientos o datos técnicos.
- Cualquier persona puede emplearlos en su vida cotidiana, desde recordar listas de compras hasta preparar un discurso.
Además, un mismo casillero puede utilizarse para diferentes temas, siempre que se construyan asociaciones nuevas para cada ocasión.
¿Cuáles son las desventajas de un casillero mental?
Aunque los casilleros mentales son una técnica muy eficaz, no están libres de limitaciones. Conocer sus desventajas es importante para usarlos de manera realista y evitar caer en errores comunes.
- Inversión inicial de tiempo y esfuerzo: Construir un casillero mental sólido no ocurre de un día para otro. Requiere dedicar tiempo a aprender las equivalencias entre números y consonantes, formar palabras y consolidar las primeras asociaciones. Para algunas personas, este proceso puede ser entretenido, pero para otras puede resultar pesado y retrasar el estudio del contenido principal.
- Riesgo de interferencia y confusión: Si se utiliza un mismo casillero para varios temas, es posible que la información se mezcle. Por ejemplo, si la casilla 1 se usa primero para memorizar un dato de historia y después para recordar un producto de una lista de compras, al intentar recuperar uno de los dos puede aparecer el otro, generando confusión. Una solución es crear casilleros separados por materia o asignar rangos de números distintos a cada tema, aunque esto añade más complejidad al sistema.
- Necesidad de práctica constante: El casillero mental solo alcanza su máximo potencial con la práctica regular. No basta con construirlo: hay que ejercitarlo para que las asociaciones se hagan de forma rápida y automática. De lo contrario, el proceso de recordar puede volverse lento y poco práctico, lo que limita su utilidad en situaciones donde se necesita rapidez.
Ejemplo práctico sobre cómo usar un casillero mental
Para comprender cómo funcionan los casilleros mentales en la práctica, vamos a tomar un caso real: memorizar el número atómico del oxígeno, el cual es 8. Para hacerlo, vamos a hacer lo siguiente:
Paso 1. Identificar la casilla
Según el sistema de conversión, el número 8 se asocia con sonidos como ch, j, g. Una palabra simple y clara para la casilla 8 puede ser “hacha”. Supongamos que tu casilla 8 es un hacha.
Recuerda que yo no tengo considerado en mi tabla de conversión a la h como consonante. Por lo cual, no está asignada a ningún número. Es literal muda. Pero, tú puedes asignarla a algún número si así lo deseas. De hecho, puedes crear tu tabla de conversión como tú quieras.
Paso 2. Relacionar el dato con la casilla
Ahora necesitamos enlazar el elemento “oxígeno” con la casilla 8 (“hacha”). Para que la memoria lo retenga mejor, es necesario crear una asociación inverosímil, es decir, una imagen mental llamativa, exagerada o fuera de lo normal.
Paso 3. Crear la asociación inverosímil
Imaginemos un hacha gigante que al golpear libera burbujas de oxígeno en lugar de partir madera. Cada golpe expulsa una nube transparente que llena todo de aire puro, tanto que casi resulta imposible respirar de tanto oxígeno acumulado. La verdad es que te puse un ejemplo muy sencillo y posiblemente no muy potente, ya que lo recomendable es darle tu toque personal.

Por ejemplo, ¿Conoces algún personaje que use un hacha? ¿Alguna vez has utilizado un hacha en un campamento? Bueno, puedes usar ese recuerdo tuyo y aprovecharlo para crear historias mucho más potentes y que te ayuden a memorizar de manera más eficiente.
Paso 4. Recuperar la información
Cuando se piense en el oxígeno, la imagen del hacha liberando oxígeno vendrá de inmediato a la mente, recordando que su número atómico es 8.
Ampliación del casillero mental
Un casillero básico suele componerse de 100 casillas, pero se puede expandir cuando es necesario. Existen dos formas comunes de hacerlo:
- Ampliación directa: se crean nuevas casillas con la misma lógica de conversión número-letra. Por ejemplo, la casilla 101 podría representarse con la palabra “tarta” (t=1, r=0, t=1).
- Situaciones comodín: se utilizan escenarios adicionales que multiplican el casillero base. Así, una piscina puede representar los números 101–200, mientras que una casa puede ser el rango 401–500. Esta técnica amplía el sistema de forma prácticamente ilimitada.
Algunos practicantes avanzados llegan a construir casilleros de miles de posiciones, lo que demuestra la enorme flexibilidad de este método cuando se aplica con constancia.