¿Qué es la productividad?

Qué es la productividad

La productividad es un concepto esencial tanto en la economía como en la administración, ya que nos ayuda a medir lo bien que una empresa transforma sus recursos en bienes o servicios. En términos más simples, se refiere a la cantidad de productos o servicios que se generan utilizando una cantidad específica de insumos como mano de obra, capital, tiempo o materiales.

Definición de productividad

Uno de los libros que más me gustan sobre la administración de operaciones es el de Principios de administración de operaciones, de Jay Heizer y Barry Render. ¿Qué concepto nos dan? Bueno, podemos encontrar que la productividad es definida de la siguiente forma: «Es el resultado de dividir las salidas (bienes y servicios) entre una o más entradas (tales como mano de obra, capital o administración)» (p. 14).

Otros libros pueden llegar a definir la productividad como la relación que existe entre la cantidad de producción (output) y los insumos (imput). Por supuesto, ambas definiciones están bien y son iguales (aunque no lo parezcan). Hasta aquí todo muy bien, pero… ¿qué es realmente? ¿Cómo se come? ¿Cómo lo podemos interpretar?

Yo te voy a decir lo que para mí es productividad… Productividad no es más ni menos que una razón. Sí, es una razón de esas que aprendimos cuando éramos niños, es decir una división. ¿Te acuerdas de los elementos de una división? Si no es así, no te preocupes, son los siguientes:

Ya que has recordado todos los elementos que forman parte de una división, entonces ahora podemos apreciar mejor lo que es la productividad. Es una razón (cociente). Es decir, la productividad es el resultado (cociente o razón) que obtenemos al realizar una división, cuyos elementos son las salidas (Dividendo o antecedente) y las entradas (Divisor o consecuente).

En otras palabras, tenemos que dividir las salidas entre las entradas.

Nota: Algo que tengo que recalcar es que existe una diferencia entre productividad y eficiencia. Si deseas conocer cuál es la diferencia que existe entre ambos conceptos, puedes pulsar el siguiente botón:

¿Cuál es la salida (output)?

Si hablamos sobre el tema de productividad, entonces las salidas son los productos (unidades elaboradas), es decir, hablamos de los resultados (productos) finales. ¿Cuándo hablamos de resultados, sólo hablamos de resultados tangibles? No se te debe olvidar que la productividad no sólo se centra en empresas cuyo resultado es tangible, sino que también se puede calcular en empresas de servicios… De hecho, también podemos calcular la productividad de los aspectos relacionados con nuestra vida cotidiana.

Por lo tanto, la ecuación (razón) te va a ayudar tanto para empresas, como para tu vida personal. Ahora podrás ir midiendo día a día tu productividad.

¿Cuáles son las entradas?

De nuevo, en este contexto, las entradas pueden ser cualquier bien que es o será utilizado para poder elaborar un producto, es decir para obtener las salidas. Algunos ejemplos de entradas pueden ser el tiempo, la mano de obra, las herramientas o equipos utilizados, entre muchos otros.

Ya que tienes el concepto de productividad en mente y que saber que sabes lo que son las entradas y las salidas, entonces vamos a ver la fórmula para calcularla. Por supuesto, para este momento ya la conoces, pero quiero que lo tengas en mente, ya que después de eso voy a hablar sobre cómo se interpreta el resultado (cociente o razón) que obtengas.

¿Cómo se calcula la productividad?

La fórmula más general es la siguiente:

Fórmula para calcular la productividad

Donde:

  • Producción total (output): Es la cantidad total de bienes o servicios producidos en un periodo de tiempo determinado.
  • Insumos totales (input): Son los recursos utilizados para generar la producción, como horas de trabajo, capital, materiales, energía, etc.

Ejercicios de productividad

Para no hacer muy largo este artículo, te comparto el enlace de otro artículo que hice en el cual podrás encontrar diferentes ejercicios resueltos paso a paso relacionados con la productividad. Pulsa en el siguiente botón para ir al artículo:

Ejercicios de productividad resueltos paso a paso

¿Cómo se interpreta el resultado obtenido al calcular la productividad?

Voy a ponerte un ejemplo y a partir de él, vamos a ver cómo se interpreta el resultado. El ejemplo es el siguiente: Tienes una fábrica que elabora 500 camisetas en un turno de trabajo de 8 horas. Considera que sólo tienes 1 trabajador.

Para poder resolver el problema, vamos a identificar primero nuestras entradas y salidas. ¿Cuál es el producto final? Exacto, las camisetas. Por lo tanto, las camisetas son nuestras salidas. Ahora bien, para nuestras entradas, tenemos que un trabajador logra elaborar las 500 camisetas en 8 horas. Por lo cual, nuestra entrada es el tiempo.

A continuación, tenemos que hacer la división:

  • Productividad = 500 / 8 = 62.5.

¿Qué significa el resultado que hemos obtenido? Significa que por cada 62.5 unidades del antecedente (camisetas), existe una unidad del consecuente (horas). Es decir, un trabajador logra realizar 62.5 camisetas por cada hora.

¿Qué harías si te pido que me digas cómo se repartirían una pizza de 8 rebanadas entre 4 personas? Estoy seguro de que me darías la respuesta correcta. ¿Cómo lo resolviste? Probablemente usaste una razón, en donde dividiste 8 rebanadas entre 4 personas. La respuesta (razón o cociente) es 2. Es decir, por cada dos unidades de consecuente (pizza), existe una unidad de antecedente (persona). Así pues, a cada persona le tocan dos rebanadas de pizza.

Esta es exactamente la misma lógica que tienes que utilizar en los problemas de productividad.

¿Por qué es importante para una empresa?

A continuación, te voy a hablar sobre algunas razones del por qué es importante tener en cuenta el concepto de productividad en una empresa:

1. Identificación de áreas de mejora

Las empresas pueden descubrir oportunidades para mejorar. Si alguna parte de la organización muestra una baja productividad, esto puede indicar problemas en los procesos, deficiencias en la capacitación del personal o la necesidad de actualizar la tecnología. Realizar mediciones regulares ayuda a detectar ineficiencias y ajustar los procesos para corregirlas.

2. Toma de decisiones estratégicas

Con datos claros, los gerentes pueden decidir si es necesario invertir en nueva tecnología, mejorar la formación de los empleados, optimizar procesos o incluso ajustar la estructura organizativa. Este enfoque basado en datos asegura que las decisiones tengan como objetivo mejorar los resultados generales de la empresa.

3. Aumento de la competitividad

Una empresa productiva puede generar más bienes o servicios utilizando menos recursos, lo que resulta en menores costos de producción. Esto le permite ofrecer precios más competitivos en el mercado, un factor crucial para enfrentar la competencia global.

4. Mejora de la rentabilidad

Cuando se incrementa la productividad, la empresa mejora su capacidad para producir más bienes o servicios con la misma cantidad de recursos o, alternativamente, produce la misma cantidad utilizando menos recursos. Este incremento en la productividad tiene un impacto directo en la rentabilidad de la empresa por varias razones, Por ejemplo, Reducir costos y maximizar la producción permite incrementar los márgenes de ganancia, un aspecto fundamental para el crecimiento y la sostenibilidad a largo plazo de la empresa.

6. Seguimiento del progreso

Hacer una medición continua, permite a las empresas monitorear su progreso a lo largo del tiempo. Esto facilita evaluar si las mejoras implementadas están siendo efectivas y comparar el rendimiento actual con el de periodos anteriores. Este seguimiento constante asegura que la empresa se mantenga alineada con sus objetivos estratégicos.

Tipos de Productividad

A continuación, te voy a hablar sobre algunos de los tipos de productividad más comunes:

1. Productividad del trabajo (o laboral):

La productividad del trabajo es una métrica que mide la cantidad de output (bienes o servicios) producidos por cada unidad de trabajo (input) utilizada, generalmente expresada en términos de horas trabajadas o número de empleados. Específicamente, busca reflejar cuánto produce cada trabajador en una organización durante un periodo determinado.

Ejemplo: Supongamos que, en una fábrica de bicicletas, 5 empleados producen 200 bicicletas en una semana. Si cada empleado trabaja 40 horas durante esa semana, la productividad del trabajo se calcula dividiendo el número total de bicicletas producidas por el número total de horas trabajadas. Así, tendrías:

Ejemplo de productividad del trabajo

Esto indica que, en promedio, cada empleado produce 1 bicicleta por cada hora de trabajo.

2. Productividad del capital:

La productividad del capital mide la cantidad de bienes o servicios que se producen por unidad de capital utilizado. El capital puede incluir maquinaria, instalaciones, equipos o cualquier otro tipo de inversión física que se emplee en el proceso productivo.

Como puedes ver, el concepto es el mismo, sólo que el insumo utilizado es otro. En lugar de tomarse al tiempo o a los trabajadores como insumos, se utiliza a la maquinaria, instalaciones, equipos, etc.

Ejemplo: Supongamos que una empresa utiliza un conjunto de 10 máquinas para producir 1,000 unidades de un producto en un mes. La productividad del capital sería la cantidad de unidades producidas por cada máquina en ese tiempo. Así, en este caso:

Esto indica que, en promedio, cada máquina produce 100 unidades al mes.

3. Productividad multifactorial (o total de los factores)

La productividad multifactorial mide la producción en función de más de un insumo a la vez. A diferencia de la productividad del trabajo o del capital, este tipo de productividad incluye una combinación de insumos como mano de obra, materiales, capital, y gastos generales. Es una métrica más completa porque captura la interacción entre diferentes recursos.

¿Cómo mejorar la productividad?

Mejorar la productividad es uno de los principales desafíos para los administradores de operaciones y líderes empresariales. Hay dos formas generales de lograrlo:

  1. Reducción de insumos: Mantener constante la producción mientras se disminuyen los recursos utilizados, como la mano de obra, el capital o la energía.
  2. Incremento de la producción: Aumentar la cantidad de bienes o servicios generados sin aumentar los recursos utilizados.

Ambas estrategias implican una mejora en la eficiencia y pueden lograrse a través de la optimización de procesos, la inversión en tecnología y maquinaria más avanzada, y la mejora en la capacitación de los empleados.

¿La productividad se aplica sólo a las empresas?

No, el concepto de productividad se puede aplicar a la vida personal también, ya que, al igual que en las empresas, mide cuánto logras (output) en relación con los recursos que utilizas (input), como el tiempo, la energía y las habilidades. En la vida personal, la productividad se refleja en la capacidad de completar más tareas, alcanzar más metas o generar más resultados utilizando el mismo tiempo o menos recursos (menos insumos).

La productividad en la vida personal es importante porque:

  1. Maximiza el tiempo y los recursos: Nos permite hacer un uso más eficiente del tiempo, evitando desperdiciar horas en actividades menos importantes.
  2. Alcance de metas: Aumenta nuestra capacidad para alcanzar metas personales y profesionales de manera más rápida.
  3. Reducción del estrés: Al ser más productivos, podemos evitar la acumulación de tareas pendientes y gestionar mejor nuestras obligaciones, lo que reduce el estrés.
  4. Equilibrio entre trabajo y vida personal: Al aumentar nuestra productividad, podemos liberar más tiempo para disfrutar de actividades recreativas, familiares y de descanso.
  5. Crecimiento personal: Mejora nuestra capacidad de aprendizaje, desarrollo de nuevas habilidades y crecimiento personal, ya que podemos dedicar más tiempo a aquello que realmente importa.

¿Cómo influye el entorno laboral en la productividad?

Hay lugares que nos desgastan sin que lo notemos de inmediato. No es un golpe repentino, sino un desgaste lento: un murmullo constante de conversaciones que no tienen que ver contigo, teléfonos que interrumpen justo cuando estás concentrado, o esa silla incómoda que chirría cada vez que te mueves. A veces ni siquiera se trata del ruido. Puede bastar la presencia de una figura de autoridad que llena la sala de tensión, y de pronto el ambiente se vuelve pesado. En ese tipo de atmósfera, hasta la tarea más sencilla se siente cuesta arriba.

Lo curioso es que muchas veces lo tomamos como un problema personal. Pensamos: “soy yo, no tengo disciplina, no sé concentrarme”. Pero la realidad es que no es un fallo de voluntad, sino el resultado natural de un entorno que juega en contra de nuestra energía y atención.

También existe el otro lado de la moneda. Espacios de trabajo que no asfixian, sino que impulsan. Lugares donde el orden no significa rigidez, sino claridad. Donde las interrupciones, cuando suceden, suman en lugar de restar. En esos ambientes el trabajo fluye mejor, las ideas aparecen con más facilidad y uno no solo cumple tareas: también crea y disfruta.

Porque el entorno laboral va más allá de escritorios o metros cuadrados. Está en lo invisible: en la manera en que se comunican los equipos, en la confianza que se genera entre colegas, en la claridad de los líderes. Esa “arquitectura invisible” es la que decide, al final, si una persona florece en su trabajo o si, poco a poco, se apaga en su silla.

Si deseas conocer más sobre este tema, te invito a leer el siguiente artículo:

¿Cómo influye el espacio de trabajo en la productividad?

Nuestro entorno influye más de lo que pensamos. A veces basta con mover el escritorio hacia una ventana y dejar que entre la luz para que una tarea que parecía pesada de pronto se sienta más ligera. No es magia ni un truco psicológico: es simplemente la manera en que nuestro espacio y nuestra mente se hablan todo el tiempo.

El lugar donde trabajamos refleja lo que pasa por dentro. Si el escritorio está lleno de papeles, cables enredados o cosas acumuladas sin orden, es normal que la mente también se sienta caótica. En cambio, cuando el espacio está limpio y organizado, uno respira diferente. Es más fácil enfocarse y avanzar sin tantas distracciones.

Y los pequeños detalles también hacen diferencia. La silla en la que te sientas, la luz que ilumina tu mesa, el color de las paredes… todo suma o resta energía. Ajustar estas cosas puede parecer mínimo, pero juntas tienen un impacto enorme: pueden ser la razón por la que terminas el día agotado o con la sensación de haber trabajado bien, sin sentirte drenado.

Al final, cuidar tu espacio no es un capricho estético. Es cuidar tu concentración, tu bienestar y hasta tu ánimo. Y eso, inevitablemente, se traduce en mayor productividad.

Si deseas conocer más sobre este tema, te invito a leer el siguiente artículo:

Diseño biofílico en el trabajo para incrementar la productividad

¿Recuerdas la sensación de tranquilidad al caminar en un bosque o al sentarte frente al mar? Ese bienestar tiene explicación científica: nuestro cerebro responde de forma positiva a los elementos de la naturaleza. El diseño biofílico busca trasladar esa experiencia a los espacios laborales mediante luz natural, plantas, materiales orgánicos o incluso sonidos relajantes.

No se trata solo de decorar la oficina, sino de transformar el ambiente para reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y elevar la productividad de manera sostenible.

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